Lo que parece cierto es
que el café se empezó a consumir en las altiplanicies de Abisinia, donde
crecía en forma silvestre su modalidad llamada Arábica.
De Etipoía pasó a
Arabia y a la India, probablemente a través de peregrinos musulmanes que
viajaban a La Meca, ya que las rutas de peregrinación fueron al mismo
tiempo, durante siglos, grandes rutas comerciales.
Pero los grandes propagadores
del café fueron los holandeses, que explotaron grandes
plantaciones del mismo en sus colonias de Ceilán e Indonesia.
Ellos fueron los
importadores del cafeto y quienes lo aclimataron en los jardines
botánicos de Ámsterdam, París y Londres, desde donde pasó a la Guayana
holandesa, al Brasil, a Centroamérica y otros muchos países. Gracias a lo
cual en tres siglos esta infusión ha pasado de ser casi desconocida a
convertirse en una bebida Universal.
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